Espera que lo piense ….
Cuando nacemos ¿ somos “tabulas rasas” o hay toda una enciclopedia de ideas heredadas que vienen de nuestros antepasados? ¿Tenemos Nuestra propias tradiciones? Herencia o experiencia, la eterna batalla que ha movido desde Platón y Aristóteles el mundo de las teorías filosóficas.
Si somos tablas rasas, ¿ cuando empieza nuestro aprendizaje? ¿Antes de nacer? ¿En el vientre materno? Hay estudiosos de la Teoría del apego que van más atrás y hablan de la importancia de cómo se conocieron nuestros padres, ven ahí el inicio de nuestra historia y por lo tanto eso puede llegar a influir en nuestra salud mental de adultos, fuera de esta apasionante pero complicada maraña de influencias, algo que de forma incuestionable nos marca es lo que oímos en nuestra casa. Por la mañana, por la tarde y por la noche, al desayunar, camino del cole o en el coche nos empapamos de lo que piensan los que nos rodean, si hay que ser de derechas o de izquierdas, del baloncesto o del fútbol, playa o montaña, si hay que ahorrar o gastar… todo esto va cristalizando en nuestro cerebro y forma un tamiz por el que pasa la realidad que percibimos, , es lo que llamamos “creencias”.
¿Qué seria lo normal?
Lo normal es que cada familia tenga las suyas (muy muy suyas) propias, es lo que se podría llamar “la receta familiar del pavo de navidad” , pero además están las universales, las que alguien escribió una vez en piedra y que coloquialmente llamamos “refranes”.
Nos valen para todo y suelen ser incuestionables, si hay algo que se explica o apoya en un refrán eso es verdad y no se discute. Ni hipótesis verdadera o falsa, ni valor de la muestra ni estudios contrastados, es verdad y punto.
Pensémoslo unos segundos
Si nos paramos a pensar ahora, si un psicólogo lo usará como parte de su diálogo socrático, el oyente tendría derecho como mínimo a fruncir el ceño y no pagar la sesión.
¡No hay mal que cien años dure!, ¡100 años!, pues me quedo más tranquilo; ¡no por mucho madrugar amanece más temprano!- entonces mejor no hago nada; ¡a perro viejo todo se le vuelven pulgas ¡– Gracias hombre, contestó Clint Eastwood al finalizar su película “Mula” con sus 90 años.
No es intención de estas líneas meterse contra el valor como tradición y la riqueza de la lengua de los refranes, por supuesto, pero como todo lo heredado a veces queda fuera de contexto, y se puede elegir si nos quedamos con ello o no, a veces para que nos sirva es necesario hacer nuestros propios refranes que nos recuerden lo que nos viene bien a nosotros y solo a nosotros. En algunos casos, lo malo es que a veces sucede al revés ,y como buena creencia rígida se convierte en irracional y la usamos para dar la razón a lo que nos hace daño: ¡ no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy!- le dijo la hiperexigencia al adicto al trabajo a las 10 de la noche en la oficina,; ¡el que hierro mata a hierro muere! -le dijo la ira a la vecina mirando la gotera en su techo; ¡perro ladrador poco mordedor! -le dijo la sumisión y siguió aguantando y aguantando años esos gritos…
Nuestros propios refranes
Podemos desafiar esas “verdades” cuando nos conviene y hacer nuestros propios refranes, aprovechar el formato y que nos resulte diferido adaptarlas por ser algo muy nuestro, siguiendo el ejemplo anterior se me ocurre: no por mucho madrugar amanece mas temprano.. pero yo veo amanecer cuando voy a correr por la playa; ¡ a perro viejo todo se le vuelven pulgas! – pues mi perro tiene 15 años y sigue precioso, veo algo especial en su mirada de cariño de tantos años y ahora, cuando lo veo andar despacio o fatigarse le doy cariño y cuidados para que no sufra.
Si vemos que algún refrán nos esta haciendo de prueba falsa simplemente vamos a cuestionarlo, que no sea una puerta cerrada para sentirnos bien, puede que sea una frase que alguien dijo por que le servía entonces ( allá por el año de Mari castaña) pero “ ahora es ahora y nosotros somos nosotros” y podemos mirar con cariño, y sin juzgar guardar esa tradición en el baúl de los recuerdos, ese donde la mayoría de las veces lo que hay se nos acaba olvidando simplemente por que no hay ningún momento en nuestra vida para poder usarlo.
Cristina Ruano.
Terapeuta de Auba Psicología