El imaginario popular aún pinta la psicología como una suerte de magia, resultado de la puesta en marcha de artificios oscuros por la figura del terapeuta. Pero, en realidad, el cambio terapéutico no se producirá por un chasquear los dedos de tu psicóloga/o (ojalá fuera tan fácil), si no que será el resultado de procesos psicológicos bien conocidos, que se movilizarán dentro del marco de una colaboración de trabajo entre tu psicóloga/o y tú. Por ello, y para ajustar las expectativas ante la terapia, siempre me gusta subrayar en la primera sesión que la psicología no es magia, es trabajo. Y no es un trabajo cualquiera. Entre otras cosas, es un trabajo de dos, por lo que será esencial que terapeuta y consultante formen un buen equipo, construyan una buena “alianza”.

Sin duda, la cuestión acerca de qué es lo que hace que una terapia sea efectiva, es clave para la psicología. Para dilucidarla, se han llevado a cabo numerosísimos estudios, en los que se ha encontrado un componente esencial para predecir los buenos resultados en las terapias: LA ALIANZA TERAPÉUTICA O ALIANZA DE TRABAJO. Cuanto más fuerte sea esta alianza entre terapeuta y consultante, más probabilidades tendremos de alcanzar los objetivos propuestos. Por lo tanto, formar un buen equipo de trabajo resulta fundamental para alcanzar el cambio deseado, y eso es algo que debemos tener muy en cuenta.

alianza terapéutica
¿Y de qué hablamos cuando hablamos de alianza terapéutica? Sin duda es un concepto correoso, pero podemos aislar tres elementos principales:

1) La calidad humana de la relación. Lo que se suele llamar el vínculo terapéutico, basado en la empatía, el respeto mutuo, la confianza y comprensión que tu terapeuta es capaz de desplegar y de facilitar.

2) El acuerdo en los objetivos. Esto es, la dirección del camino que quieres recorrer en tu proceso terapéutico, cuya consecución marcará la finalización de la terapia. Es crucial que tu psicóloga/o y tú estéis trabajando por los mismos objetivos, y que estos estén claros para ambos (y debidamente definidos).

3) El acuerdo en las estrategias. Las técnicas o estrategias que permitirán alcanzar los objetivos también deben estar claras, y ser aceptables (y aceptadas) para ti.

Tu psicóloga/o deberá, por lo tanto, crear un contexto en el que sea posible abordar asertivamente cualquier desacuerdo, discrepancia o insatisfacción en cualquiera de estas áreas. De hecho, te lo agradecerá, puesto que le permitirá estar más cerca de alcanzar su gran objetivo: ayudarte a conseguir el cambio que quieres. Como consultante, eres el protagonista absoluto de tu proceso terapéutico. Tanto la dirección como el ritmo de la terapia los pones tú, y tienes derecho a conocer lo que está ocurriendo en cada momento de tu proceso. En este sentido, una sana comunicación entre los dos facilitará el éxito de la terapia.

En resumen, si conseguimos construir una buena alianza terapéutica o alianza de trabajo, será mucho más probable que alcancemos el cambio que deseas en tu vida. Por ello, trabajaremos juntos para conformar el mejor equipo posible. Merece la pena, ¿verdad?

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